La Banda de «Don Ramón» por Martín Quiroga

UN LATIR DE CORAZÓN.

Necesito contarles una historia pequeña pero de un significado enorme para el que escribe, para su hija de 13 y también lo puede tener para ustedes porque somos parte de un país en crisis que sufre y mucho, entonces lo que somos es mucho más de lo que está en la crisis.Vale aclarar que no se de Fútbol y que tengo la alegría de que mi hija se interesó hace un tiempo en jugar a la pelota en escuelitas y con los chicos de la plaza, hasta ahí todo como es ahora.
El otro día le dije que la pasaba a buscar y me dice: «vení enseguida que está jugando Colon», lo tome como un chiste, luego a la salida de la escuela tenia los auriculares puestos y no se los saca, al preguntar por qué responde: «estoy escuchando a Colón», le respete el momento y luego me dispuse curioso a preguntarle si era el Colón de Santa Fe, el Sabalero… y asiente con la cabeza, le pregunté de dónde venía todo y me dijo » me gusta, es de adentro», la mire y la felicite por tener una pasión y más porque era de las buenas, esas que son inexplicables.
Dio la casualidad que vino el Club a jugar a Mendoza por la copa Argentina y por supuesto pensé que debía llevarla a verlo jugar, un tema el de entradas que no se venden en los lugares donde se juegan, pero eso me llevó al hotel donde se hospedaba el plantel y al llegar pare unos jugadores para consultarles donde vendían entradas, hija me acompañaba, ahí nomás me dieron entradas y luego posaron para una foto de recuerdo, la alegría crecía y se contenía a duras penas en su pequeño corazón negro y rojo, esa noche no se durmió, se pensaba en la cancha en el partido en todo lo nuevo que llegaba.

El Estadio Malvinas Argentinas

Allí se jugaba el tan ansiado encuentro, al llegar vimos las añoradas banderas rojas y negras, también a ellos, los que alientan, los que dan el calor y riegan esperanza, si mi amigo, estoy hablando de los hinchas.
Nos acercamos a saludarlos y pedirles una foto de recuerdo, explicamos todo nuevamente y presto se agruparon para complacer, armaron la bandera, nos pusimos atrás y Click, el momento quedó plasmado.
De repente «El Zurdo» ( supimos después su nombre) comenta al grupo: » la nena no tiene trapo» y mientras lo hacía sacaba su remera para dársela, desde atrás alguien a quien lamentablemente no le pregunté el nombre se saca también su remera al grito de «está es más chica para ella», se la había dado un jugador, tenía un condimento especial, la ofrecía lleno de orgullo ,era un trofeo , entre todos la alababan y ponderaban que fuese una hincha como ellos, la vistieron y quedo hermosa, en ese acto de plena algarabía mi hija quedó bautizada Sabalera.
Vale decir que quien escribe lloraba de emoción al ver a esos compatriotas dar todo por alguien sin importar quien fuese, que el sol salía fuerte porque mientras estemos en la sintonía de dar hay esperanzas, también porque una parte de mi corazón se quedó con ellos y se pintó de sus colores para toda la vida y para un padre humilde y trabajador lo que le deja a sus hijos es emociones.
Nos despedimos y mientras ella caminaba con su camiseta número 19 tomó mi mano y me dice sin mirarme: » es demasiado mucho esto, ahora vamos a alentar que empieza el partido».

Por Martín Orozco Quiroga

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